Sin duda uno de los mejores videojuegos RPG´s de la actual generación de consolas.
POR: @JOSE_WHY
El pecado Original… ¿el pecado de no jugarlo? Una pregunta tan sencilla que intentaremos contestar al final de esta reseña. espero…
Divinity II – Original Sin es un espectacular RPG en perspectiva isométrica que nos ofrece una historia apasionante. Cabe mencionar que este juego ya había salido anteriormente para PC y ahora lo vemos para PS4 y Xbox One
¿De qué trata? bueno pues trata de un personaje… ¡no me digas! no se vayan eso es lo intrigante de este juego. La historia como tal en un tweet (140 Caracteres) tu eres un mago de la fuente, una magia especial que es perseguida por los Mestres, te atraparon en un barco el cual es atacado por una especie de kraken y al naufragar, encuentras a un demonio que te ayudará a canalizar y ser el mago más poderoso.
En Divinity II: Original Sin podemos crear a nuestro propio héroe o, mejor aún, seleccionar alguno de los que aparecen predefinidos y que ya cuentan con una historia que se irá desarrollando mientras avanzamos en el juego, o podemos elegir uno de ellos como base y modificarlo con chile, mole y pozole para que te quede al gusto. Desde género raza y profesión hasta la clase social.
Para todos los RP-Geros, este juego cumple y supera las expectativas, el juego tiene tantas cosas que puedes adecuar, mejorar, agregar que es justo lo que buscamos sin que sea complicado hacerlo, tener 50 armas para que eventualmente utilices la que más daño hace, 8 armaduras que nunca venderás y no utilizarás nuevamente. Ver a tu personaje con armaduras plateadas, botas azules, guantes rojos, un bastón dorado… ese outfitt infame en el que nada combina pero que nos encanta, y que nos protege física y mágicamente.
Algo interesante del juego es que es un mundo abierto, pero conserva todo como lo dejaste la última vez que jugaste, es decir si mataste un trol el cadáver sigue ahí, no importa cuántas veces pases ahí seguirá y seguirá. Este detallito hace que todo el mapa entero se cargué una vez que cargas el juego. Transportarse a distintas partes del mapa, lo hace de manera automática lo cual quita esa parte tediosa de estar cargando y cargando el juego cada vez que entras a alguna cueva, casa, cambias de área, etc.
La música y animaciones funcionan, la música dentro de las batallas, cuando entras a un pueblo, los sonidos de animales, las voces, todo eso funciona en armonía, las animaciones intermedias si se pueden llamar así, aunque son pocas, se disfrutan bastante por que son dibujos como tal, pero dibujos que parecen hechos a mano con trazos de carboncillo.
Las batallas son por turnos y tienes puntos de movimientos que los puedes utilizar para moverte, lanzar hechizos, atacar, etc. Es ahí donde entra la estrategia de los personajes que tienes en tu equipo y con base a las victorias, lo complicado que se está volviendo puedes decidir cambiar de mago a arquero.
Al inicio cuesta un poco de trabajo entender los controles y el modo de las batallas. Mi recomendación es que le den oportunidad y no lo dejen de jugar a los 5 minutos, ya que puede provocar esa sensación. Lo mismo para los diálogos, al ser un mundo tan grande y al poder interactuar con prácticamente cualquier criatura que encuentres, puede llegar a ser un poco cansado el estar hablando con todos, pero les garantizo que vale la pena, genera y abre opciones dentro de las mismas misiones para seguir o encontrar tesoros y armas que al final es lo que perseguimos en este tipo de juegos.
Ahora sin más ni menos, ni menos ni más… espero haber contestado la pregunta inicial que hice al inicio de la reseña.
Divinity II: Original Sin ya está disponible en PlayStation 4, Xbox One y PC.